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LA ECONOMÍA QUE DESECHAMOS

Datos que cuentan, historias que impactan.


En América Latina y el Caribe se generan 231 millones de toneladas de residuos sólidos al año, con un promedio de 0,99 kg de desechos por persona al día, según el Banco Mundial. Por otro lado, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INEC), en Ecuador, este indicador es ligeramente menor, con una producción per cápita de 0,90 kg diarios, una cifra similar a la registrada en Pichincha.

Quito se destaca por contar con una de las mejores coberturas en la recolección de residuos sólidos dentro del país. De acuerdo con datos del INEC, los desechos en la ciudad que son recogidos por camiones recolectores, o depositados en contenedores municipales, alcanzan así una cobertura del 99,27%. Sin embargo, el manejo de los residuos aún enfrenta desafíos. Según ENEMDU, entre 2022 y 2024, solo el 64,33% de los hogares en Quito clasifica sus residuos, ya sea orgánicos, papel, cartón, plástico, vidrio, metal o tetrapack. Estos datos reflejan la necesidad de fortalecer la educación ambiental y fomentar prácticas de reciclaje.

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A pesar de los esfuerzos por mejorar la gestión de residuos en Quito, gran parte del reciclaje sigue dependiendo del trabajo de personas como María Naula, de 76 años, quien lleva más de dos décadas dedicándose a la labor del reciclaje. Su trabajo, como el de muchos recicladores, es una pieza fundamental dentro del proceso de reutilización de materiales en la ciudad.

El testimonio de María refleja una realidad poco visibilizada dentro del sistema de gestión de residuos en Quito: el reciclaje sigue dependiendo en gran medida del esfuerzo de trabajadores informales que, sin garantías ni reconocimiento, cumplen un rol clave en la reducción de desechos.


El papel clave de los recicladores

Este esfuerzo ciudadano es fundamental para una gestión más eficiente de los desechos, pero no sería posible sin el trabajo de los recicladores. Estos trabajadores son fundamentales para la economía circular, que es un modelo de producción y consumo que busca reducir el desperdicio y aprovechar al máximo los recursos desechados.

Además, según Censo, el 83,4% del total de residuos, correspondió a una recolección no diferenciada, es decir, residuos mezclados sin una clasificación previa, lo que dificulta su reciclaje y tratamiento adecuado.

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Escanéame para saber el porcentaje de separación de basura.

En ese contexto, además del gran impacto ecológico, el reciclaje es también un sustento para muchas familias. En la parroquia de Quito, según la Red Nacional de Recicladores del Ecuador (Renarec) existen aproximadamente 2.000 recicladores de basura. Muchos de estos recicladores trabajan de manera independiente o en asociaciones, generando ingresos que varían entre los $188 y $218 al mes, a partir de la venta de materiales reutilizables a industrias que los incorporan en nuevos procesos productivos. Sin embargo, su labor enfrenta desafíos como la falta de reconocimiento formal, condiciones laborales precarias y la ausencia de políticas públicas que fortalezcan su inclusión en la gestión de residuos.

La recolección de basura y el reciclaje son procesos que involucran a diversos actores, entre ellos los llamados "mineros", personas que de manera informal recolectan materiales reutilizables desde los contenedores de desechos. Su labor, aunque no regulada, es una pieza clave dentro del circuito de reciclaje en la ciudad.

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Los mineros recorren las calles en busca de materiales reciclables como papel, cartón, plástico, vidrio y metales, separándolos manualmente del resto de la basura. Con carritos improvisados, mochilas o sacos, transportan estos materiales hasta pequeños centros de acopio, donde los venden a recicladores o intermediarios. Según la RENAREC, entre el 60% y el 70% de los recicladores a nivel nacional son mujeres, quienes desempeñan un papel fundamental en la gestión de residuos y la economía circular. Estas mujeres, son esenciales para el funcionamiento del reciclaje en muchas comunidades.

Imagen: Minero buscando residuos en contenedor.

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Escanéame para saber el costo del trabajo del reciclaje.

Aún así, los recicladores tanto mujeres como hombres, a su vez, almacenan y clasifican los materiales adquiridos antes de comercializarlos con grandes distribuidores y empresas especializadas en su procesamiento. En las plantas de reciclaje, estos desechos son limpiados, triturados y transformados en materia prima para la fabricación de nuevos productos, cerrando así el ciclo de reutilización.  

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Más allá de su impacto ambiental, este sistema genera empleo e ingresos para cientos de familias que dependen de la recolección informal de residuos. Sin embargo, la falta de regulación y condiciones laborales adecuadas plantea desafíos en términos de derechos y seguridad para quienes trabajan en este sector.

La labor de los mineros y recicladores resulta fundamental en la reducción de residuos y la conservación de recursos en Quito, evidenciando la necesidad de fortalecer proyectos que integren este modelo dentro de un sistema formal de gestión de desechos y reciclaje.

Imagen: Mujer recicladora.

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Solo quitar la basura del camino no es la solución

Según Andrea Lema, experta en medio ambiente y desarrollo sostenible, la gestión de residuos en Quito es ineficiente porque ha sido diseñada desde un enfoque salubrista, es decir, prioriza mantener la ciudad limpia sin considerar adecuadamente el destino final de los desechos. Como resultado, el sistema actual no promueve la economía circular ni fomenta la reutilización y el reciclaje de materiales.

Los recicladores de base desempeñan un papel clave en el fomento del reciclaje, ya que reinsertan materiales en las cadenas de valor y contribuyen a reducir la cantidad de desechos enviados a los rellenos sanitarios. Mejorar el sistema de reciclaje en la ciudad no solo permitiría fortalecer su labor y aumentar sus ingresos que actualmente son bajos, sino que también ayudaría a reducir el impacto ambiental y generar un ahorro significativo en los costos de gestión de residuos.

De acuerdo con la Base Estadística de Información Ambiental Económica de los GAD, en la parroquia de Quito se generan 2.140 toneladas de residuos diariamente. En la provincia de Pichincha, el costo medio de la gestión y mantenimiento de los rellenos sanitarios, es de 67,3 dólares por tonelada de residuos, una cifra inferior al promedio nacional de 90 dólares por tonelada.

Es importante entender que no todo lo que se bota al basurero ha llegado al fin de su vida útil, como el papel, cartón, plástico, vidrio y residuos orgánicos. En la parroquia de Quito, solo entre el 6% y 7% del papel, cartón y plástico se recicla en centros de acopio. En contraste, más de la mitad del papel y cartón y el 41,73% del plástico terminan en la basura común. Estos datos reflejan la necesidad de fortalecer las estrategias de reciclaje y reducir la cantidad de residuos que no se aprovechan.

Según datos del censo, en la parroquia de Quito solo el 41,92% de las personas separa la basura en orgánica e inorgánica, mientras que la mayoría, el 58,08%, no lo hace. Esto refleja la necesidad de fortalecer la educación ambiental y fomentar prácticas de separación de residuos para mejorar la gestión de desechos y facilitar el trabajo de los recicladores.

Los residuos orgánicos pueden gestionarse de manera sostenible a través de procesos como el compostaje y la producción de biogás. Sin embargo, para su implementación efectiva, es crucial contar con normativas adecuadas, una organización eficiente e innovación en su manejo, aspectos que actualmente resultan insuficientes. Estos residuos son de especial importancia, ya que, al ser depositados en rellenos sanitarios, generan grandes cantidades de metano, un gas de efecto invernadero con un alto impacto en el cambio climático.

Por otro lado, los residuos inorgánicos presentan distintos niveles de reciclabilidad. Materiales como el cartón y el vidrio tienen ciclos de vida prolongados y pueden reciclarse de manera continua. Sin embargo, el plástico plantea un desafío mayor: aunque es un material resistente, los productos en los que se emplea suelen tener una vida útil corta, lo que contribuye a su acumulación en los desechos.

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Entonces
¿qué puedes hacer con tu basura?

Lugares de recolección y reciclaje en Quito.

El reciclaje es clave para reducir el impacto ambiental y aprovechar los materiales que normalmente consideramos basura. Diversas iniciativas demuestran que los residuos pueden convertirse en nuevos productos útiles, promoviendo una economía más sostenible.

Muchas sillas y muebles viejos pueden tener una segunda vida. Empresas especializadas trituran la madera reciclada y la mezclan con madera virgen para fabricar nuevos productos. Con este proceso, se pueden crear mesas, sillas y hasta juegos como Jenga, reduciendo la necesidad de talar más árboles.  

Los biodigestores convierten desechos orgánicos en biogás y fertilizantes. Sin embargo, es crucial separar correctamente los residuos, ya que los cítricos pueden afectar a los microorganismos del proceso. El biogás generado se usa para cocinar, mientras que el fertilizante líquido debe diluirse en agua antes de aplicarse a las plantas.

Separar los residuos facilita su reciclaje. Espacios de gestión de residuos han implementado estaciones con compartimentos para plásticos, cartón, vidrio y chatarra, incentivando a los ciudadanos a clasificar su basura y generar conciencia ambiental.

El poliestireno expandido, usado en envases desechables de comida, es difícil de reciclar y altamente contaminante. Una alternativa es el uso de platos de porcelana reutilizables, que consumen mucho menos agua en su producción y pueden usarse múltiples veces sin generar residuos dañinos.

Las llantas desechadas pueden transformarse en alfombras industriales o pisos amortiguantes para parques infantiles. También se usan en la ganadería, donde su uso como superficie de descanso para vacas ha demostrado aumentar la producción de leche en un 3%.

El vidrio puede reciclarse indefinidamente sin perder calidad. Se utiliza en decoración, fabricación de macetas y revestimientos de suelos. A diferencia del plástico, que pierde propiedades con cada reciclaje, el vidrio mantiene su calidad a lo largo del tiempo.

Los dispositivos electrónicos contienen metales valiosos como oro y cobre. Empresas especializadas recolectan computadoras y celulares en desuso para extraer estos minerales, reduciendo la necesidad de minería tradicional y el impacto ambiental asociado.

El aceite vegetal usado puede convertirse en jabón biodegradable en lugar de contaminar el agua. Empresas recolectan este residuo para transformarlo en productos de limpieza ecológicos, fomentando un uso más responsable de los recursos.

El reciclaje no solo reduce la contaminación, sino que permite transformar residuos en nuevos productos. Desde muebles hasta biogás, pasando por alfombras de llantas y recuperación de metales, la economía circular es clave para un futuro sostenible. Con pequeños cambios en nuestros hábitos, podemos contribuir a la reducción de desechos y el aprovechamiento de los recursos.

Integrantes

Joao Durán - Multimedia

José Gordillo - Economía

Juan Molina - Economía

Paula Vaca - Periodismo

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